Picking y Turismo

Es difícil a veces plasmar en un mero blog semanal la cantidad de acontecimientos que suceden en estos días eternos (para bien) de Nueva Zelanda. En un día común y corriente de 24 hs, son muchas las personas que se conocen y muchas las oportunidades de vivir de una u otra manera ya sea: bien o mal; con lujos o no tantos; o, en resumen, en “caja” o “casa”. Una cosa depende de la otra y a la vez, esa misma genera otra cosa y así sucesivamente, generándose una cadena de infinitos eslabones que no nos imaginamos hasta dónde nos puede llevar.

Como bien saben, hasta el día de hoy nos encontramos viviendo en lo que muy felizmente hemos llamado hogar. De hecho, hay términos en nuestras vidas cotidianas que hemos sabido reemplazar. Es por ello, que después de una laaaarga jornada laboral no hacemos otra cosa que pensar en “caja”. Es muy sencillo, quédense tranquilos, no costó tanto. Es simplemente reemplazar la ‘s’ por la ‘j’. Así es que al invitar a los amigos que estamos haciendo, o al hablar de nuestro hogar (por ejemplo), suelen aparecer frases tales como:

- Chicos, quieren pasar por ca’j’a a tomar un café; o,

- No veo la hora de llegar a ca’j’a... "Box sweet box"..

Esa es la actualidad del techo que nos acobija. Sabemos que es momentáneo, por eso lo tomamos con mucha risa. Como dije antes, es todo parte de una graaaaaaaaaan cadena, la cual ya iremos armando eslabón por eslabón.

Claro que hay un tema que seguramente no los debe dejar dormir: de que se trata el trabajo de estos muchachitos? Tranquilos fieles seguidores, es muy divertido y bajo ningún punto de vista lo cambiaríamos por el café de media mañana, junto con el chequeo de mail, estufita en invierno, aire acondicionado en verano, entre otras absurdas rutinas superficiales que el trabajo de Buenos Aires ofrecía (sin ánimos de herir susceptibilidades, respetamos aquellos que padecen de estas comodidades a diario).

El picking es distinto. Es campo. Verde, celeste cielo, kiwis, gente buena onda, kiwis, indios (de la India) trabajando, kiwis, arañas, bichos, polvo, kiwis, gritos “Tractor Moving”, kiwis y mas kiwis. Esa es la rutina, solo basta con llenar tu mochila en la cual entran aproximadamente 122 kiwis hirsutos (no es un tipo de kiwi) y listo. De eso se trata el picking, no de picar, si no de agarrar kiwis de los arboles, llenar la bolsa/mochila y descargarla en cajones grandes llamados bins. Se llenan los bins, el tractor se los lleva y viene otro al son de “tractor moving” (con acento ingles, pero de la India).

Pero, como no podía ser de otra manera, como nuestras ambiciones van mas alla que el simple picking, sepan que afortunadamente, hemos conseguido otro trabajo. Claro que si! No nos conformamos con el picking, nosotros vemos el negocio de los kiwis como algo sustentable, y posible de hacer en la Argentina, es por ello que a partir de la semana que viene comenzamos en una packhouse, haciendo el famoso packing que nos terminará de ilustrar en el rubro. No sabemos cuáles son las tareas, pero si sabemos que es más estable y nos va a permitir salir de esta caja. Como ven, todo es una gran cadena y cada día que pasa, algo mejor aparece en nuestras vidas.

Otro acontecimiento importante en la semana fue Chuck y su rotunda mejoría. Finalmente llegó el día que le dimos la importancia que se merecía y lo dejamos entrar a nuestra vida y a nuestro corazón. Tras varios paseos, visitas y negociaciones, dimos con un taller que nos arregló las dos llantas que tenía rotas al precio de una. Anchos de hombros y pechos, orgullosos por el precio que habíamos conseguido por el arreglo, lo lavamos hasta dejarlo libre de polvo y olor a Matan (ex dueño del coche). Ahora ostenta brillo y glamur, y no para de recibir halagos y buenos cometarios por parte de la gente que lo ve. Claro que es un orgullo tenerlo con nosotros!!!

 Visualicen: Goma trasera derecha ANTES      Goma trasera derecha DESPUES

Como buenos licenciados en turismo que somos, también es nuestro deber conocer y disfrutar -haciendo uso del manual del buen turista- los distintos puntos que la región ofrece. Así es que en uno de los días, medios de capa caída (coloquialmente hablando) por no trabajar ni por no conseguir algo mejor, decidimos ir a conocer el Mont Manganoui, monte ubicado en la celestial ciudad homónima (próximamente: ciudad de residencia). Un paraíso. Fue un sendero largo con muchos ascensos y descensos. Algunos mas empinados que otros, pero a la larga, un verdadero placer.

Nos sirvió para olvidarnos del trabajo (o no trabajo) y para acordarnos que también estamos de turistas y tenemos que hacer valer la condición de.