domingo, 28 de marzo de 2010

Hasta luego Auckland

Sí, así cual “pájaro que comió y voló” fue nuestro paso por Auckland. Tras haber comenzado con una explosiva vida de turista, en donde conocimos pequeñas porciones del centro (entre ellos la famosa “Sky Tower”), decidimos seguir adelante con nuestra nueva vida. Resulta ser que hubo intenciones de practicar lo que se dice “Turismo convencional”, pero como sucede habitualmente, el Universo suele configurar el curso de los acontecimientos en pos de algo mejor (o peor) y esta no fue la excepción...
En fin, sin más preámbulos ni misterios, lo concreto es que Auckland nos sirvió meramente como ciudad administrativa o de paso. Sabíamos que todos teníamos nuestro IRD Number, pero a Vero (por no haberle interesado nunca en su vida tramitar la licencia de conducir) le faltaba obtenerlo, así fue que por su culpa partimos en un extenso e insoportable viaje en colectivo hacia las afueras de la ciudad para conseguir aquello imprescindible para que ella trabaje. La ida pasó, pero la vuelta fue lo menos. Y acá vale aclarar la primera de las desmitificaciones que irán surgiendo en este viaje: El transito, por mas primer mundo, civilización, señales, semáforos largos, carriles exclusivos multicolores, conductores asignados y todo lo que se les pueda ocurrir (que seguramente exista en este lugar), a la hora pico es un infierno igual que en nuestra amada Buenos Aires. Es por ello que ese insignificante y a la vez fundamental trámite nos demoró todo el día. Y decimos todo el día porque acá, desafortunadamente, las jornadas terminan a las 7 de la tarde y a esa hora todos duermen. Para hormiguitas inquietas porteñas como nosotros, eso es de las peores cosas que nos pueden pasar.


Otro de los días teníamos planeado visitar el Museo de Arte Maorí. Pusimos mucho empeño en esa empresa. Actitud, concentración, paciencia, sentido común entre otras buenas aptitudes. Pero se volvió a entrometer el Universo para que nos perdiéramos por la ciudad y termináramos tomando mate en un parque cualquiera (Albert Park para los curiosos), jugando al “Jodete” y experimentado acrobacias.
Claro que las cosas se tenían que dar así, porque gracias a ello, volvimos más temprano de lo esperado al hostel y Nico conoció al antiguo dueño de Chuck, el “carpajer” (ampliaremos glosario) que nos lleva y trae a todos lados. Ah! Pero claro, compramos un auto y eso no lo había mencionado. Así es, tan fácil como comprar una coca en el quiosco. Vas al correo con el dueño del coche, haces la transferencia, pagas 9 kiwis al correo y es tuyo. Increíble pero cierto. Ahora, somos dueños de un flamante Subaru Laguna modelo 91, color azul, con tres ruedas, sucio y con olor a vaya uno a saber que del antiguo dueño.



  Después de conocer a Matan, comenzaron las negociaciones y el estudio pertinente del mercado de autos para “backpackers”. Tras esta exhaustiva investigación llegamos a la conclusión que la mejor oferta la ofrecía el joven Israelí, aquel que Nico había conocido la noche anterior. Pero lamentablemente, esto sumado a los tramites relativos al auto y el insoportable transito de la hora pico, nos costó casi todo otro preciado día de Aukland. Finalmente, llegamos el majestuoso Museo de Arte Maori, (ubicado en un gigantesco parque llamado Auckland Domain, con vistas impresionantes de la ciudad) donde allí pasamos el resto de los 20 minutos que quedaban antes que cierren.
La noche: otro asunto pendiente. Asomamos las narices a un bar dentro de un hostel vecino, donde la mayor atracción fue ver a la señora de remera rosa, meneando y zarandeándose cual si fuera muñeco inflable de estación de servicio, llamando la atención de todos o, quizás de ella misma.
Sin embargo, no le dimos mucha importancia a este rubro ya que sabíamos que al otro día íbamos a partir y nos había quedado bastante por hacer en esta ciudad. Oh! Si! Ayer sábado nos fuimos de Auckland, con Chuck, hacia Te Puke. Nos fuimos porque conseguimos trabajo. Ya entraremos en detalle, solo adelanto que el trabajo es el sueño de toda persona, aquello por lo que luchó, transpiró y finalmente un día el Universo se lo concedió: Si, señoras y señores, les informamos que a partir de hoy (Domingo), nos encontramos empleados en una granja de kiwis, durmiendo en una caja con cuatro camas (literalmente) y haciendo lo que todo hombre desea: el “picking” o el “packing” (ampliaremos)

Solo queda hacer mención en lo largo que fue el día de ayer, donde partimos hacia Te Puke, buscando a un tal Santiago (conocido Facebook mediante) para ver de que se trataba el trabajo.

Hace falta mencionarles que les dejamos las fotos del "box" donde estamos viviendo!!!

 
Saluditos hasta otro feliz encuentro!!!!!

miércoles, 24 de marzo de 2010

Welcome to New Zealand!

Hola a todos! Por acá estamos adaptándonos de a poco al idioma, la gente, la ciudad, etc.

Después de la emotiva salida de Ezeiza, subimos al avión, previo paso por el free shop donde con Vero perdimos a los chicos y los volvímos a encontrar dos minutos antes de subir. El despegue fue impecable, y el vuelo no fue tan largo como creía. Por suerte pudimos dormir algunas horitas como para no llegar tan cansados, aunque de dormir de a ratitos uno no descansa muy bien pero bueno, otra cosa no se podía hacer.

La azafata elogió mi remera estampada con fotos (gracias primita!) y era tan buena onda que a Seba lo llamaba “Messi”(según ella era igual)

Una vez en suelo kiwi, hicimos migraciones, sin ningún problema, no nos pidieron absolutamente nada y encima nos dijeron de una “Welcome to New Zealand”
La entrada triunfal a mi nuevo país fue genial: ni bien se abrieron las puertas corredizas del aeropuerto, me las llevé puestas y tiré todo el equipaje que traía en el carrito al piso! Risas por acá, risas por allá y así pisé el suelo de Auckland.
Cuando fuimos a recoger las mochilas nos encontramos con el resto de los chicos que habían viajado con nosotros en el avión que también entraron con la misma visa que nosotros. Nos juntamos los 10 y nos tomamos una especie de combi, que nos cobró 11 dólares a cada uno para llevarnos desde el aeropuerto hasta el hostel que está en el centro de la ciudad. El primer contacto con un nativo fue con el chofer.. nunca entendimos nada de los que nos dijo!
El tema fue cuando bajamos de la combi y por primera vez cargamos las mochilas en nuestras espaldas: Nico y yo nos llevamos la peor parte, quedamos doblados por el peso y ahí nos dimos cuenta que necesariamente vamos a tener que resignar algo de carga porque sino va a ser imposible.

El segundo intento de socializar con la población local le tocó al recepcionista del hostel, por suerte teníamos la reserva hecha, sino jamás hubiéramos sabido resolver la situación. Posta, es bastate difícil entenderlos pero al menos ya pudimos establecer algunos diálogos.
El primer día fue eterno pero productivo. Dejamos las cosas en el hostel y nos fuimos a reconocer el terreno. Fuimos al correo para sacar nuestro IRD para que podamos empezar a trabajar. Aparentemente, para ellos es indispensable saber manejar, o al menos tener el registro, porque Vero no pudo iniciar el trámite por no tenerlo. Encima, la hicieron llamar a un número de teléfono donde nunca entendió la dirección donde le dijeron que tiene que ir a tramitarlo! Ahí mismo nos dijeron que teníamos que presentar fotocopias de todo, asique salimos a buscar algún centro de copiado. Como era de esperar recorrimos la ciudad, casi sin quererlo, hasta que encontramos un kiosco donde hacían las copias. Volvimos al correo e iniciamos el trámite que va a demorar al menos una semanita. Aprovechamos y también abrimos una cuenta en el Kiwi Bank (no es joda, se llama así!) y depositamos el dinero ahí.
Después de eso, estábamos tan embalados que nos fuimos a Vodafone a comprar celulares. Por el momento compramos solo dos, y después veremos si necesitamos alguno más. Ahí conocimos a Ravi, quien amablemente nos colaboró con el tema del chip, las líneas y los equipos. Como es indio y le entendemos muuuy bien cuando habla, cada vez que necesitamos algo, vamos y le consultamos a él.
Había sido tan largo nuestro día que cenamos en el hostel, nos dimos una ducha y ni nos dimos cuenta cuando nos quedamos dormidos, tanto, que Nico durmió vestido y a las 3 de la matina se despertó preguntando que hora era!
Hoy, nos fuimos a desayunar con mate y galletitas a la bahía donde están todos los barquitos (mezcla de puerto madero con punta del este) y después de una larga caminata llegamos al Sky Tower. Pagamos nuestra entrada de NZD 18 y llegamos a la cima de la torre que tiene 200 mts de altitud. Les dejo algunas de las fotos del dia para que se entretengan.

Besotes!!!


PD: cargue videos en http://www.youtube.com/noemiclaveria